Está más que comprobado que el clima y la temperatura afectan a nuestro comportamiento, no hay más que observar la asociación que solemos hacer de los días nublados con la tristeza y de los días soleados con la alegría, las diferentes actitudes entre los habitantes de climas fríos y los de climas cálidos o simplemente observándonos a nosotros mismos. El ser humano está programado por naturaleza para buscar un clima propicio para él, un clima que sea confortable. Los cambios climáticos influyen en nuestro organismo, el sol nos aporta vitamina D, esta vitamina afecta a los sistemas hormonales liberando serotonina, la llamada hormona del placer, haciéndonos sentir bien, más eufóricos y reduciendo los niveles de ansiedad y de estrés. Por otro lado mucha humedad dificulta la concentración y aumenta la fatiga.
Como plantas carnívoras
Esto me ha dado que pensar. El hecho de que el clima condicione nuestro comportamiento me parece otra de las pruebas que pseudocientíficamente, de momento, sirven para hacer cada vez más evidente la conexión que tenemos con nuestro entorno, con el planeta y sus habitantes; La parte que formamos de una parte superior, una realidad tangible, que por motivos culturales e históricos no somos capaces de entender todavía. Seguimos empeñándonos en prefabricarlo todo, en renegar de nuestra procedencia, de lo natural, seguimos construyendo nuestra pompa por miedo a lo inevitable, por nuestros delirios de grandeza y por la absurda comodidad que nos hace cada vez más débiles e inconscientes. Sigamos a ver qué pasa, la naturaleza tiende al equilibrio y desechará todo aquello que la desestabilice.
Pd: Hoy está lloviendo.