El lenguaje quizá sea uno de los mayores exponentes de la condición humana y de su cultura, su complejidad es mucho mayor que la del resto de formas de comunicación de las otras especies.
Por definición, un lenguaje es:
La capacidad propia del ser humano para expresar pensamientos y sentimientos por medio de la palabra o, sistema de signos que utiliza una comunidad para comunicarse oralmente o por escrito. Fuente RAE
Dentro de la utilización del lenguaje, o de un idioma para ser más precisos, cada individuo tiene su particular forma de expresarse, no hay dos iguales.
A lo largo de la historia se han llevado a cabo diversos estudios sobre la interrelación entre pensamiento y lenguaje.
¿Es el lenguaje el que crea el pensamiento, o es una extensión del propio pensamiento del individuo? ¿Quién hace a quién?
La hipótesis de Sapir-Whorf establece que existe una cierta relación entre las categorías gramaticales del lenguaje que una persona habla y la forma en que la persona entiende y conceptualiza el mundo. También se conoce a esta hipótesis como PRL. El primer lingüista en mencionar este concepto fue Harry Hoijer.
Según algunos investigadores que han seguido la hipótesis de Sapir-whorf, la memoria y la percepción psicológica se ven afectadas o influidas por la disponibilidad de las palabras y de las expresiones apropiadas.
Si bien en el párrafo anterior nos referimos al lenguaje que utiliza un individuo en su lengua materna, también surgen interpretaciones de la realidad y asimilación de conceptos de forma distinta, según el idioma que se hable. Existen diversos experimentos que se han llevado a cabo y que prueban esto último. Por ejemplo un experimento realizado por John Lucy, con hablantes nativos de inglés y de maya yucateco, mostró como los que tenían el inglés como lengua materna tendían a seleccionar los objetos por su forma, mientras que los hablantes de yucateco solían preferir el material del que estaban hechos. Así, por ejemplo, si se les pedía que eligieran un objeto parecido a una caja de cartón, los hablantes de inglés seleccionarían cajas, aunque fueran de plástico, mientras que los de yucateco elegirían objetos de cartón aunque no tuvieran forma de caja. Fuente Wikipedia
Tras varias lecturas, y los consejos de algún amigo llego a la conclusión de que efectivamente el lenguaje afecta a la forma de pensar y viceversa.
La diversidad del lenguaje, no es una diversidad de sonidos y signos sino de formas de ver el mundo. Karl Kerenyi
Un ejemplo Real
Hace tiempo una amiga me comentó lo machista que era el castellano, por lo menos el hablado en España. Yo, sin saber a lo que se refería lo negué por completo al principio. Ella me explicó como en el castellano utilizamos palabras referentes al género masculino para mencionar algo muy bueno, expresiones como “es la polla” o “tiene un par de cojones” por ejemplo o referirnos en género masculino cuando hablamos de algo en plural independientemente de que se den ambos géneros.
Por otro lado están las expresiones referentes al género femenino que utilizamos para describir cosas negativas, “es un coñazo” “es una nenaza”
¿Reconoces estas expresiones? Yo sí.
También me explicó como el uso de este tipo de expresiones podían influenciar en la sociedad y en el pensamiento de la gente que las utilizaba, y me invito a dejar de hacerlo. Algo nada fácil por cierto. En ese momento no pensé que llevara razón, le dije que era algo rebuscado fruto de la exigencia constante de igualdad entre mujeres y hombres. Hoy le doy la razón completamente, esos pequeños detalles hacen al mundo sin que nos demos cuenta, en cualquier ámbito.
Otro ejemplo que he tenido últimamente sobre cómo afecta el lenguaje que utilizas a tu pensamiento y el cual ha sido el último precursor que me ha hecho falta para que escribiera sobre el tema, ha sido el ejercicio recomendado por un amigo.
Este ejercicio consiste en no utilizar palabras negativas a lo largo del día, malas expresiones o quejas sobre cualquier cosa por mínima que sea. Entiendo que el exponer quejas aunque sea solo a ti mismo supone un tiempo que podrías invertir en buscar la solución de lo que te aflige y lo más importante aún es que una queja proviene de una situación negativa para ti, una situación negativa que alimentas con la propia queja. “La pescailla que se muerde la cola”.
Este ejercicio pretende cambiar la actitud ante las cosas, teniendo siempre un pensamiento positivo alimentado por el lenguaje que utilizas. Para esta pescailla sí que es bueno morderse la cola.
En fin, si en el artículo anterior mi recomendación fue poner atención a lo que tu cuerpo te quiere decir, en este, te invito a que prestes atención a lo que tú dices y como lo dices, recuerda que el lenguaje hace al pensamiento y viceversa, el pensamiento a las acciones y las acciones hacen a la vida.
Muy buen día!!
También te invito a que me dejes un comentario bien jugoso y lleno de crítica e incontinencia verbal.