Crecemos en una vida llena de comparaciones, vivimos siempre en una continua comparación, desde muy pequeños nos hacen ver lo que está bien y lo que está mal, nos hacen diferenciar entre lo mejor y lo peor haciendo juicios de valor y así nos pasamos toda la vida, siempre pensando qué debemos elegir.
Al final somos la consecuencia de nuestras elecciones, pero también hay excepciones y hay quienes crecen soñando. Soñar no es un aprendizaje.
Soy una persona soñadora, imagino cosas generalmente con placer, cosas que puede que no sucedan y que solo existen en mi mente, pueden ser realidad o no, pero allí no existen las reglas.
Los sueños nos transportan a otro mundo, nos sitúan en otro escenario y nos hacen vivir capítulos diferentes de nuestra vida real que igual no podríamos vivir despiertos y que cuando los recuerdas al menos hacen que no te rindas o al menos no pierdes la esperanza de luchar para alcanzarlo. Hay quienes se atreven a llamar loco aquel que sueña por abrir una puerta de su mente mientras ellos mismos malgastan su tiempo sin saber vivir su propia realidad.
Los sueños son únicos, soñar te hace mantenerlos vivos y hacerlos más reales, poco a poco casi puedes tocarlos, depende de ti, quien sueña vive y quien vive alcanza sus sueños porque cada uno de tus sueños conecta con la realidad, porque los sueños se constituyen de los pensamientos de un soñador.
Te invito a soñar conmigo, a levantarte cada mañana con esa actitud de cumplir tus sueños, lograr tus metas, aprovecha la oportunidad de tu subconsciente y sueña cada día.
Soñar es la única forma de mantenerse despierto en este mundo que te cierra los ojos, valora que sueño a sueño y paso a paso se alcanzan la meta, solo hay una, no tienes que elegir.
Sueña y vive despierto.